Normalmente, a pesar de que se suela decir que el matrimonio en sí es una gran aventura, en lo referente a las bodas y su organización la parte más aventurera se suele dejar para la luna de miel, en que los novios suelen decidir el destino en función de sus gustos y su presupuesto.
Sin embargo, hay parejas a las que no les basta con una luna de miel. Hay parejas que llevan la aventura en las venas y no pueden más que hacer del día de su boda una locura total de acción y riesgo. Si os identificáis con este tipo de parejas, sin duda sois un caso clarísimo de Novios Aventureros.
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Normalmente, a pesar de que se suela decir que el matrimonio en sí es una gran aventura, en lo referente a las bodas y su organización la parte más aventurera se suele dejar para la luna de miel, en que los novios suelen decidir el destino en función de sus gustos y su presupuesto.
Sin embargo, hay parejas a las que no les basta con una luna de miel. Hay parejas que llevan la aventura en las venas y no pueden más que hacer del día de su boda una locura total de acción y riesgo. Si os identificáis con este tipo de parejas, sin duda sois un caso clarísimo de Novios Aventureros.
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